J
"Vino J y me vistió de luz". Esta fue la primera frase que escribí de esta canción porque es lo que realmente sentí cuando una noche un niño de apenas cinco años, al que acababa de conocer, se acurrucó en mi regazo sin mediar palabra, sin cruzar la mirada, simplemente estando a mi lado y transmitiéndome una sensación inmensa de paz. J, un niño autista que supo comunicarse conmigo con su sola presencia, su abrazo misterioso y sincero con el que me invitaba a introducirme en su universo, único y especial. Fue una experiencia tan fuerte que me fui a casa completamente emocionado y "un poco más feliz". Gracias J, siempre estarás en mi corazón.
Vino J y me vistió de luz,
llegó con su misterioso abrazo.
Me enseñó su mundo de cristal
con el solo roce de sus manos,
se instaló tranquilo en mi regazo
y en silencio me llevó a volar.
Vino J y me dejó
una nube de suspiros blancos,
una lluvia con sabor
a miradas de jazmín,
me dejó la vida prendida
y un poco más feliz.
Vino J y pude descubrir
donde habitan de verdad los astros.
En su rostro logré viajar,
navegar por mágicos espacios,
laberintos de infinitos lazos
que me ataron a su libertad.
Vino J y me dejó
con el alma empapada en su luna.
A su espacio sideral
me invitó seguro a entrar,
enhebró su vida y la mía
con hilo de amar
Vino J y me dejó
una nube de suspiros blancos,
una lluvia con sabor
a miradas de jazmín,
me dejó la vida prendida
y un poco más feliz.